sábado, 20 de febrero de 2010

Despedida

Tu silencio ya no me es suficiente para aminorar este frio, mis manos pierden movilidad a pesar de la debil luz de vela que se consume casa que esa corrientilla de aire me susurra la vida que hay afuera. Por que aqui, encerrada con tantos clones de rostro duro y rabia olvidada pierdo la realidad, la vida, y cada parapadeo es un viaje interminable que afronto escondiendome de las palabras finales.
¿Que pasarìa si me dedicara a parchar con tinieblas los espacios vacios que revivo a cada instante en mi mente?. Pero tu continuas callado, esperando el momento preciso en el que abriràs la boca y congelaras las gotas de temor que hemanan mis deseos.
Siente como esa enredadera te devora poco a poco, que tus ojos demuestren la mìnima expresiòn, por que me he cansado de voltear la oja y quiero ser vista como una suceciòn de ideas insignificantes.
Vamos, cierra mis ojos y haz una cruz en mi pecho, respetame por lo que no fui, por que valen màs mis deseos que mis actos. El precio de mi vida fue dado cuando decidì pasar mis dias refugiada en tempanos sedientos de rabia, congelada por siglos en este pequeño nicho de dudas.
La intensidad con la que en algùn momento grité mi victoria corona ahora la motivación a desaparecer mi rastro en el mundo, dejandolo perceptible solo para los que amablemente quicieron oir mi voz, si me he de quedar en la memoria de unos cuantos serà por las delgadas cortinillas de mi eco que quedaràn flotando para poder transpasar las paredes que lo quieran callar.

Te llevas las manos a la cara, tal ves te he desilucionado, tu que pensabas que todo serìa eterno, toparte de pronto con que esta, la peor de tus profecias solo esperaba sin prisas su momento, y yo, que tantas veces apaciguè mis miedos escuchando repeticiones concentricas de las caricias que decidì apropiarme.
¡Qiero absorber cada centìmetro de esa mirada que vi antes de que cerraras mis ojos!, guardar la tibieza de tu mano tan contrastante con esta piel ya apagada. Quiero que puedas sentir la verdad al invadirme por completo, pero no te quedes abrazandome eternamente por que tu camino resultò màs largo que el mìo.
Permítete pensar en lo imposible y entiende que con mi silencio lograrè por fin escucharme a mi misma.

Terminò de mirarla y besò sus labios frios, se estremeciò al darse cuenta de su error, ¿còmo evitar guardar la imagen de esta estatua de hielo?. Cerrò la tapa Todos los recuerdos se amontonaban en su mente queriendo salir, ¡malditos!. Hubiera sido absurdo llorar si su solor era incomprensible para las lagrimas. Ahora le tocaba seguir solo, caminar, pensar y sobre todo vivir con esa sonrisa que se aferraba a su mente.

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