jueves, 27 de octubre de 2011

De nuevo los dias trafican mi hastío
mi bruma, mi saliva
de morir cada noche a la misma hora
limpiarme los dientes con las barbas de Dios
recostarme desnuda en medio de la autopista
y esperar que el sonido pase enchinando mi piel
por que escondo mi poder adivinatoro
tras tu nombre, una voz acidulada
silbando ridiculas gotas de fe.

sábado, 8 de octubre de 2011

Kamasutra pour le corde C

Y tus heridas “mi amado”
languidecen con las notas que se me han descamado del alma
los suplicios que untas en mis venas recorren esta mente carente de sonidos.

la tarde escribió punto sin que la vieran
¡arrullada por tus dedos!
firmes, seguros

Le tintineabas el espíritu.

tu canto se parecía más a la inocencia
te volvías sabio
pintabas historias en movimiento

... dejaba que me penetraran tus olas armonizadoras de mar

lamiendo tus vibraciones, brillando llorando felicidad
Ser aquella chiquilla de mirada pálida brincando la luna
con la piel china,
las manos pegajosas
(de promesas)

¡Es que hagas magia!
cúbreme de sonidos invisibles
enséñame a escuchar lo inaudible
sedúceme con matices
c r e c e.... p i a n o ...
que solo tu excitante mirada quede flotando

¡Las musas perfuman tus cabellos!

Haz que vibre mi cuerpo con sus pasados marchitos
deja que solo YO te desnude cuando tocas

y haga el amor con tu alma,
violista.

Desmenuzo pupilas

Desmenuzo pupilas
las lloro
tejo mi sol
nuestro
con tus promesas canas
mientras se desprenden por el frio los dedos de mis pies.
Y luego
me arrullo en los párpados de cualquier extraño
creando una nueva vida
con aquellas lágrimas que no me conocen.

De la rumorosa fluorecente


El hombre que carga un camión

la vena en la sien que le estalla

el semáforo de cinco colores

las fresas atropelladas

camina en la calva manchada

del hombrecito negro

del bóxer oso

del pene ausente

del semen demente

que preña a su bisabuela

con los movimientos de siempre

como si el león no sonriera en la ventana

mascando caramelo sin sabor

llueven super poderes del cielo

... y los ogros solo deciden ser invisibles

¡SEAMOS CAPACES DE PENSAR TODO LO INEXISTENTE!

(grafiti de la pared gritante)

la ciudad de las mujeres sin trenzas

el hombre que cargaba un camión:

con mortal aneurisma

rima perfume barato

y se mea de risa

la ciudad torturada con amenaza ceniza

se pinta microbios mascabados

apaga motores

abrí los ojos y mi cuerpo

ya no existía

era solo estando solo

(“el hombre que carga un camión”)

le llegó su hora al odiado por Dios

contrabandea cuacs de pato

melenas de león

ojos de sapo

me apago.

Alud

El invisible ronca despierta la paz
Cerrar los ojos volar ir a mi lugar...
como nadie lo ve
nadie lo siente.
Las cosquillas derretidas.
Porque mi voluntad tiembla. Solo la mía.

Y por las noches,
tu mirada opaca en el recuerdo de Luceros
pasados
tan presentes en mi que crees que me vives
se va regresó

se fue


he firmado la condena

achaques del que se ha empezado a pudrir en amor

Mi necesidad, no de tenerte, sino de saberme
escondida en mis pequeños
empañados
rotos
ojos.

Y cuando callas sin verme
la niña nace,
sin uñas
sin ropa
tan sangrante y grotesca como siempre
sin mirar la luz
el cabello enmarañado

come sus piojos

me besa, me ama, me babea y me abraza
costras de lágrimas en sus ojos,
mi pequeño monstruo

Perdón si sufres
caracol calcinado
perdón si amas
perdón por haberte matado
sé que no se irá, sombra aullante

¿Quién me enseñó a esperar el perdón de los muertos?
Las palabras
las que nadie tiene ni piensa.
 hoola edy

Día 10,210

(de vida)

Como si importara el ahora si o el no

como cielo ladrón

si el fuera un odiado

y la mancha lunar desapareciera día con día

como un puñado de bestias jugando a ser hombres

como el estado de inconsciencia que anula mi temor a estar

.....mmmmal con Dios

como el cabello trenzado que escondo bajo la cama

y por las noches

lamo pelo a pelo

piel con piel

(como mi mano temblante cuando desapareció tu cara)

como cuando nadie creyó a Eva que Adán le había ofrecido la manzana

...como el cadáver de mi abuelo que desde los 6 años se acomodó en mi mente...

¡como me hubiera gustado que fuera mi primer beso!

como cuando soñé con el sexo

como la madrugada al caer la helada

ahhhhh......

como tú, respirando mi cuello

como una confesión al mundo

como lo único que creo

cumplo mi condena:

vivir.

Hubo un día en que fui yo, más allá de estos cables que me obligan a vivir y solo dejan mi coraza quieta, en un sueño eterno. Confinada por tu asco a rumiar lo que odias pensar, expando los límites de mi cordura en un lugar que solo yo entiendo, fumo el ambiente y me sumerjo en esta densa realidad. Todo se perdió. ¿O me perdí?.... ¿Por qué nunca entendiste lo frustrante que puede llegar a ser lo cotidiano?

Ese día llegó

Hay un límite que todos trazamos en nuestra mente sobre lo que es la cordura y la locura, generalmente si te quedas jugando tras esa pequeña línea lo único que sobrevivirá cuando te marches será un concepto vació, carcomido y podrido, no apto para sobrevivir al olvido. Si equilibras tu existencia, ¡si!, como en el circo, pero manteniéndote en línea recta te quedara por lo menos el poder ver los sueños de alguien más

Cuando el día llegó empecé por sentir mis pies blancos como espuma de mar, desaparecer cosquilleantes arrastrando arena entre los dedos. No le di mucha importancia. Poco a poco me acostumbré a caminar con el pensamiento, pues esas extrañas protuberancias que arrastraban mi cuerpo ya no me pertenecían.. Me perdía jugando al darme cuenta que podía tejer sonidos con tan solo sentarme a cerrar los ojos.

Lo que pasa es que yo fui más lejos, antes de caminar titubeante con los brazos extendidos decidí saltar, aun cuando mis pies eran débiles y jóvenes, primero de cojito, como cuando no sabía de la línea y solo jugaba al avión en mi vitrina de normalidad. Cuando adquirí confianza los alternaba según el ánimo, las ganas o el miedo. Pero aun no me daba cuenta de nada. Llegué a ser la novedad, ya sea por que algunos me criticaban o me alababan, pertenecía al grupo de entes raros que habían decidido invertir sus ojos para que miraran hacia adentro, y me paraba día y noche sobre la línea apostando a ver con las manos extendidas , entumecidas. No es que hubiera oscuridad o no existiera nada en el “más allá”, solamente no se podía ver a la primera, tus ojos ocultan esas imágenes antes de que puedas pensar siquiera en ellas. Por eso tenía que sentirlas. Aprender a abrir la boca para comerme a medias el aire, el sol con sus cinco lunas, las respuestas a todo lo que me había preguntado antes y que ahora revoloteaban como burlones premios mi alrededor.

Pero reí y lloré tanto que dejé de hacerlo, no era necesario, yo había parido rebosante de alegría cada lágrima, conocía sus debilidades y ahora el placer radicaba solamente en observarlas. Me las quería ganar, convertir sus miradas hurañas en fieles seguidoras mías.

Mientras tanto los sonidos de afuera me mostraban cada segundo colores nuevos, detalles que abajo, aunque tuviera lupa nunca habría visto. Aprendí a alimentarme de las ninfas que aparecieron cuando desabotoné la piel a mi cuerpo para llevársela toda. Me dañaban con sus garritas convirtiéndome en tirones. Pero había de antes una predisposición en mi a saber el dolor relativo. Por que era feliz, como lo soy ahora.

Un dìa sin que fuera noche o no, eso ya no importaba me, sentí caer, perder el equilibrio, regresar con los de abajo, y volvió a darme frió, estaba desnuda, oí sus voces como alaridos bestiales tratando de llamarme, sin forma ni orden, nada comparado al sonido tan musical que copulaba conmigo todo el tiempo, por que allá arriba solo contaban nuestras normas. Había logrado adaptar lo correcto a mis deseos. Sus ojos vacíos injuriaban el grado de bendita soledad que desprendía mi cuerpo. Temí, temí por mi y por mis creaciones prontas a nacer que ya no eran para este mundo, solo para el mió. ¿En que fosa común serian arrojadas si yo moría antes que ellas? Perfectas esculturas abominables, normales.

Abrí los ojos. Seguía donde siempre y lo primero que sentí fueron suaves murmullos gestándose en mi interior. Su luz era débil pero traspasaba ya mi cuerpo. Sabía que vendrían más y debían ser maduradas y educadas en su mundo. Lo decidí. Comencé a arrancarme la mortalidad que me quedaba, no debían contaminarse, yo no iba a contaminar su mundo. Ya no importaba lo que había debajo. Por un error yo era una viajero sin tiempo ni espacio. Carente de apego a criaturas ajenas.

Y aquí estoy, a punto de pasar a la lista de los perdidos, y he decidido, como muchos otros, dejarles mi coraza para que gasten sus vidas queriendo resucitarla. Trato de recordar el miedo o los nervios pero incluso esos nombres desaparecen de mi, como todos los recuerdos que aunque pocos había llegado a acumular. No tengo que dar un paso o cerrar los ojos, ni siquiera se si realmente lo decidí yo. Solo lo se y en este momento la materia desaparece de mi vida. Nunca más existiré, solo yo sabré la verdad, me esperan ya del otro lado la inmortalidad, la muerte, los espejismos parlanchines, la realidad, la libertad para renacer en lo que yo quiera, los mares de relatividades, cuevas donde habitaré en formas de mil duendes encantados, la capacidad de ir creando y destruyendo sin las cadenas de dogmas ajenos. Se borrará por fin el número marcado en mi interior con realidad ardiente, me montaré a mi misma y podré volar.

Al día siguiente un cuerpo sin vida ni alma era arrastrado sobre el piso duro, sucio, vomitado. Llevaba los brazos inmóviles por la camisa de fuerza y los ojos apagados a base de drogas. Sin embargo era bella, o lo fue algún día, ahora tan solo parecía la coraza de una reina, de un hada, de un ángel que sería guardado como trofeo de la capacidad de control que puede ejercer el hombre.

Crónica de la novia de un ángel.

Suena el despertador, son las 7:45 y su mano tibia descansa cruzando mi pecho. Gruñe entreabriendo los ojos y me ve. Besa mi cuello con esos besitos de cuentagotas y vuelve a dormir. Esta vez se voltea hacia otro lado. Es domingo.
Este es mi momento favorito del día, solo yo, con un cuerpo tan ajeno respirando a mi lado. Decido cerrar los ojos de nuevo.
Una mano sacude mi hombro mientras siento la otra meterse en mis bragas, seguro ya pasan de las 10:00, no se hubiera despertado antes. Su paquete ha crecido, lo siento cuando si repega en mis caderas. Susurra a mi oído palabras de amor. Tengo hambre. Ve a ver qué desayunamos.
La cocina no tiene ni tendrá remedio. El piso está sucio, viscoso. Abro el refrigerador y saco una caja de leche. Lavo un tazón. Trato de oír independientemente cada hojuela de cereal que cae de la caja. El desayuno está listo.
Es la 1:00 pm, más de medio día. El sin playera cambia en automático los canales de la tele. Pienso que es absorbido por un poder irracional que hace a su cerebro lamer cada imagen. Ya no los ve. Estoy en mi lado de la cama. El izquierdo.
A las 3:00 de la tarde vuelve ¿o volvemos? a tener hambre, pero ya no hay nada.
Ve a la tienda por un atún.
Me levanto de nuevo y me visto. Tarto de evitar ver mi reflejo en el espejo. La tienda esta cerrada. Camino un par de cuadras más. No hay atún. Llevo una sopa instantánea.
Me he tardado más de 15 minutos y camino rápido, una niña pasea a su perro en la calle. Yo una vez tuve un perro.
Olvidé la llave. Se que esto es malo. Me detengo un instante antes de tocar, no debo llorar. Toco fuerte. Toco muy fuerte. Pasan 10 minutos y abre. Mueve la cabeza.
Porqué no te llevaste la llave.
La olvide.
Te dije que te la llevaras.
No me dijiste.
Te tengo que decir siempre que te las lleves.
Lo siento.
No lo sientas, siempre lo sientes. Solo hazlo.

Entro a la casa. Piso sin querer una pluma dorada.
No había atún.
¿Cómo que no había atún?
Yo que se, no tenían.
Sus ojos me ignoran.
¿Qué trajiste?
Una sopa.
Sus ojos me odian.

Las 6:00 pm . He visto ya cinco películas en el día, acostada en la cama y me duele el trasero. Me levanto. Camino a la computadora miro todas las facturas que debo pagar. Encuentro una pluma tirada en la entrada. Lavo los trastes. El cochambre de la sartén no se quieta. Pasa media hora. Oigo que baja la palanca del escusado. Lo miro por detrás con el bóxer mal subido caminar hacia el cuarto. De nuevo dejó la llave goteando. La cierro. Al salir del baño encuentro otra pluma. La guardo.
Entro al cuarto con un libro en la mano. Está comiendo unas galletas que no recuerdo haber comprado. Me ofrece una y me abraza.
Te amo
Te amo
Obscurece. Son las 8:00. Saco bajo mi pierna otra pluma. Leo con mi cabeza recostada en su pecho.
Al rato miramos un programa de luchas. Porque hoy ya vimos muchas películas.
A las 9:00 las campanas de la iglesia de al lado no dejan de sonar.
Pinche misa de domingo.
Como no puede escuchar la tele la apaga. Me besa. Me dice que soy suya. Me ama, me abraza, me mama. Hemos el amor una hora, despacio, rápido y al revés.
Son las 11:00 y programo el despertador para mañana.

El ya se va. Levanta una túnica blanca que esta pisada de las mangas. Espolvorea con polvo de oro su cabeza, Ajusta la aureola. Masajea sus hombros para que salgan las alas. Se pone sandalias doradas del número 7. Mira el reloj. Nunca a mi.
Te amo ¿Quién lo dijo?
Cinco minutos después ya está en la calle, me mira.
Nos vemos mañana.
Esta profundamente obscuro a pesar de la luna que lucha por apartar las tinieblas de la ciudad. Sus alas se mueven de a poco, su cuerpo se eleva en el cielo, voltea raídamente y agita la mano.
Me doy la vuelta. Las 11:30. Me tiro agotada en la cama con el control en la mano. Después de media hora apago la luz, dejo la tele prendida y me dispongo a dormir. Sueño con que mi novio no es un ángel.